lunes, junio 01, 2015

Nación Tomecina, identidad y rumbo. Manifiesto con motivo del Día del Patrimonio 2015

Escudo de Tomé en Cuesta Caracoles. (Foto de José González Spaudo)
Por Rolando Saavedra.

Tomecinos nativos y acogidos:

Ante la avasalladora fuerza de la globalización, creemos urgente y necesario definir y fortalecer nuestro sentido de nación tomecina, como “conjunto de personas, cuya mayoría posee un mismo origen étnico, que hablamos el mismo idioma, tenemos tradición e historia común, ocupamos un mismo territorio, somos regidos por el mismo gobierno y compartimos proyectos de superación”.

En cada seminario, simposio, charla o clase referida a patrimonio, le hemos definido como nuestras formas de vida, materiales e inmateriales, pretéritas o presentes, que poseen un valor relevante y son significativas culturalmente para quienes las usan y las han creado. Al respecto debemos reconocer que Tomé, como comuna y ciudad, antiguamente como departamento y encomienda de indios, ha tenido y tiene patrimonio, no por todos conocido y que requiere ser difundido y compartido en un relato coherente, que de sentido y comprensión a nuestra identidad. Por eso es imprescindible matrimoniar Patrimonio e Identidad, darle el valor de originalidad que posee, como construcción, vínculo y herencia entre generaciones y evitar que ellas fenezcan por ignorancia o indolencia.

Aunque sea escaso el patrimonio monumental y arquitectónico que poseemos, debemos sacarle partido, para tal efecto, es necesario restaurarlo, cuidarlo y mantenerlo. A ello debemos sumar nuestras viviendas, por muy modestas que sean, no solo forman parte del paisaje de cerros y sectores planos, sino que son la primera imagen de nuestra postal patrimonial, que da respuesta al “Dime dónde vives y te diré quién eres”.

Si es difícil mantener el patrimonio material, más lo es el inmaterial, que por su intangibilidad es muy vulnerable. Tal es el caso de la cultura oral depositaria de nuestra memoria colectiva, la que por efectos de los cambios de vida en familia, la globalización económica, la uniformidad cultural, la imposición de las modas, los avances tecnológicos y transformación acelerada de los modos tradicionales de vida han ido homogeneizando y europeizando nuestros hábitos y costumbres.

No deja de llamar la atención que nuestra Comuna en particular y la Provincia de Concepción en general demos tan poca atención al pasado y legado indígena, siendo que en ella están nuestras raíces ancestrales, que nutren el comienzo de nuestra historia. En lo que se refiere a nuestro terruño, el mejor testimonio de ello es que más de una treintena de vocablos en mapudungun, siguen en uso cotidiano entre los tomecinos, dado que forman parte de nuestra toponimia identitaria, con los que denominamos ríos, cerros y lugares, muchos de los cuales son de nuestra exclusiva denominación.

En nuestro no tan largo proceso existencial, hemos perdido demasiados elementos patrimoniales tangibles, ya sea por catástrofes, envejecimiento, políticas económicas, indecisiones, latrocinios y desidia. Sin embargo no todo está perdido. Aún estamos a tiempo de recuperar, conservar y mejorar lo poco que nos queda. Al mismo tiempo, haciendo uso de las tecnologías informáticas, debemos documentar en forma sonora, visual, escrita, iconográfica, etc. y archivar en soportes permanentes y accesibles nuestro patrimonio intangible, no para guardarlo sino para ser usado especialmente en los establecimientos educacionales, cuyo rol de conservador y difusor del patrimonio intangible es insustituible. Allí tienen cabida para su práctica y disfrute no solo las rondas, juegos y canciones infantiles, sino que también las manifestaciones tradicionales, artísticas, gastronómicas, herbolarias y toponímicas, a las que deben sumarse el conocimiento de nuestra pequeña y no menos importante historia, y su contribución a la Historia nacional.
En el proceso de construcción identitaria, debemos precisar nuestras virtudes y defectos, a objeto de fortalecer las primeras y aminorar los segundos. Así mismo, reconocer qué es lo que poseemos y que nos diferencia de las demás comunidades y cuya originalidad puede o debe convertirse en elementos de interés y atracción para dar sentido y sustento a nuestra motivación discursiva que pregona la legítima intención de ser Comuna Turística. Para ello es urgente y necesario fortalecer nuestra identidad, que nos haga reconocibles e inconfundibles con otros lugares y comunidades.

La identidad no es una casualidad, deriva de un proceso histórico, geográfico y social (lamentablemente no por todos conocido) y de una particular experiencia mental y vivencial, que nos corresponde vivir en este tiempo y lugar, al que debemos la existencia y en muchos casos hasta la sobrevivencia.

Tomé, posee los recursos humanos, patrimoniales e identitarios para fortalecer su presencia en el concierto regional y nacional, sin embargo muchos de ellos se pierden en la abulia colectiva, dispersión geográfica o desconocimiento de sus propios habitantes. Estamos a tiempo de construir un relato coherente con todo lo que poseemos, para no seguir viviendo solo de eventos (imprevistos), muchos de ellos copiados, sino que también debemos poner en valor nuestro legado indígena, colonial, industrial, deportivo, cultural, pesquero y forestal. Con ello y más, lograremos fortalecer nuestra identidad, como construcción social, fundamentada en la diferencia con otras comunidades con las cuales nos interrelacionamos.
Con todo lo que poseemos en patrimonio e identidad, tenemos elementos y contenidos más que suficientes como para elaborar un relato veraz y coherente que dé cuenta lo que somos y así con orgullo mostrarnos a quienes no nos conocen.

El principal símbolo de la nación tomecina, es y debe ser siempre su propia gente. Ya tenemos rostro, cuerpo y alma como ciudad y comuna. Solo nos falta actitud positiva, innovación acertada y acción emprendedora para lograr el desarrollo fundamental y necesario para convertirnos en auténtica Comuna Turística. Entre otras cosas debemos precisar, mejorar y hasta crear elementos identitarios positivos, que nos den imágenes y actitudes que otorguen atractivo a lo que tenemos y somos, como Ciudad-Comuna.

¿Qué es lo que nos falta entonces?

  • Ordenar lo mucho que tenemos.
  • Hermosear nuestra ciudad y entorno.
  • Precisar símbolos e íconos comunales.
  • Programar con tiempo lo que haremos.
  • Invitar a los que ya nos conocen.
  • Mostrar todo lo bueno que poseemos.
  • Atraer a quienes no saben de nosotros.
  • Manifestar originalidad en nuestros productos.
  • Cobrar lo justo por un buen servicio.
  • Enaltecer la higiene en todas sus manifestaciones.
  • Derrochar cordialidad como inversión de retorno.
  • Demostrar a todos respeto y buena convivencia social.

Si hacemos esto y más, fortaleceremos nuestro difuso patrimonio y precaria identidad. Lograremos hacernos identificables y reconocibles. Dejaremos de ser COMUNA VISITADA, para convertirnos en NACIÓN TURÍSTICA.
Tenemos capital humano y geográfico.

Nos falta convicción profunda y relato coherente. Ya es hora de elegir mapa y empuñar timón
para emprender rumbo hacia el progreso anhelado.