jueves, enero 30, 2014

Por qué la plaza de armas de Tomé es única en Chile

El miércoles 29 de enero de 2014 se reinauguró la plaza.
Ayer se reinauguró la Plaza "Arturo Prat" de Tomé, la plaza de armas de la comuna. Apenas se echaron abajo los cierros de madera que la habían mantenido encerrada durante seis meses, los vecinos corrieron apresurados, para constatar con alivio que era la misma plaza que ellos habían dejado de visitar el año pasado.

No estaban sus escaños pintados de verde, sino que habían sido reemplazados por otros de madera y fierro, en que ahora lucen en relieve la palabra "TOME", así en mayúscula. Tampoco estaban los viejos faroles, sino otros que brillaban bajo el sol. Sin embargo, su esencia se mantuvo intocada.

Las personas fueron recorriendo la plaza palmo a palmo, para constatar que seguían igual sus senderos y que los cambios que se hicieron fueron pequeños, apenas distinguibles para aquellos que han pasado muchos años en su plaza. Los escaños fueron rápidamente ocupados. Nadie quería perder un minuto más sin su plaza.

Un quiosco de madera (el módulo de turismo) en una de sus esquinas aparecía como la novedad más comentada. Las personas se detenían a observarlo incrédulas, mientras varios maestros hacían trabajos de terminaciones, incluyendo un chapucero techo de tejas asfálticas.

También se mantenía ese monumento al mal gusto y a lo cívicamente incorrecto que es la "Biblia de piedra", que en algún momento desafortunado de la historia local se instaló entre las dos araucarias.

Sin embargo, la Fontana de los Tritones lucía sus juegos de agua y sus luces de colores, en un agradable contraste con los nuevos pavimentos que reemplazaron las baldosas por adoquines de piedra. También la fuente de agua ubicada frente a la parroquia Nuestra Señora de la Candelaria lucía renovada y aportando sus reflejos y sonidos a la ciudad.

Así la plaza volvía a ser el corazón de Tomé, el principal lugar de encuentro de la comunidad, allí donde cada rincón tiene una historia en la memoría personal de sus habitantes.

Se trata de una plaza única en Chile. Al revés de las ciudades principales, las que fueron trazadas en forma de damero y en que primero se planificó la plaza como un cuadrado en su centro, Tomé nació sin plaza. A medida que crecía sus vecinos se dieron cuenta que no tenían un lugar donde iniciar el ritual cívico que los reconociera como una ciudad. Fue así como uno de ellos donó un solar para que se construyera este espacio, frente al templo parroquial. Fue el terremoto de 1939 el que destruyó esa iglesia, que fue reconstruida algunos metros retirada de su ubicación original, la que permitió extender la plaza y darle esa original forma rectangular que hoy luce.

Su trazado irregular y asimétrico, que intentó ser corregido por algún arquitecto, es parte de su encanto y su clara identidad tomecina. Una ciudad que no busca la belleza en la simetría perfecta de sus formas, sino que se extiende como un trazo irregular frente al mar.

Las tímidas mesas que algunos comerciantes instalaron en la vereda de Nogueira hablan de la clara vocación peatonal que tiene esa calle, que debería ser una extensión de la plaza. Mantener el tránsito vehicular eliminando los estacionamientos, para destinar ese espacio a mesas y sillas al aire libre, podria ser uno de los aportes más interesantes al turismo local.

Un nuevo hito se producirá el próximo año, cuando se termine la construcción del nuevo edificio consistorial de Tomé, que permitirá devolver a la municipalidad a su ubicación original. Los fantasmas del Terremoto de 2010 comenzarán, por fin, a quedar definitivamente atrás.