viernes, julio 29, 2016

Tomé reconoció a 45 ex trabajadores textiles, todos mayores de 90 años

En una emotiva ceremonia la alcaldesa Ivonne Rivas firmó el decreto que fija el Día del Trabajador Textil el 28 de julio. “Su legado ha sido inmenso y nuestra identidad está fuertemente marcada por la tradición de este grupo de trabajadores”, sostuvo la primera autoridad de Tomé.

Por Simón Silva.

Un hecho histórico fue el que se vivió en el auditorio del Centro Cultural de Tomé, esto porque por primera vez se reconoció y distinguió el legado de todos los obreros textiles que dieron vida a la identidad tomecina y llevaron a la comuna a lo más alto del mundo con respecto a la fábrica de telas. En esta ceremonia además la alcaldesa Ivonne Rivas firmó el decreto que fija el 28 de julio como el día del Trabajador Textil, lo que desató la alegría entre los presentes.

Este evento fue presidido por la alcaldesa Ivonne Rivas Ortiz y contó con la participación de los concejales Humberto Quezada, Jonathan Hidalgo, Óscar Canto, José Fuentealba y Ruth Acuña, así como del consejero regional Guillermo Miranda y del diputado Marcelo Chávez.

En esta ocasión se distinguió a 45 ex trabajadores, todos mayores de 90 años, por su aporte al desarrollo de Tomé y a la industria textil.

También, el municipio reconoció la labor y gestión de los ex trabajadores de la Fábrica Italoamericana de Paños, quienes agrupados como directiva tomaron la decisión de presentar a la alcaldesa la propuesta de conmemorar a los obreros de esa compañía y que luego acogieron la idea de Ivonne Rivas de realizar este homenaje para todas y todos los ex textiles.

José Barra, presidente de esta agrupación reconoció que “fue esta la administración y este Concejo que tomó la decisión de realizar este homenaje. Como trabajadores estamos inmensamente felices y agradecidos de la alcaldesa y las autoridades que nos han apoyado”.

Ivonne Rivas Ortiz sostuvo que “con este acto estamos haciendo justicia. Los trabajadores textiles han realizado un grandioso aporte a la identidad de nuestra comuna y eso le estamos reconociendo hoy, con el cariño de todas las autoridades que estuvieron presentes y por cierto, de todas y todos los tomecinos”.

La primera autoridad de Tomé añadió que “con la firma del decreto estamos haciendo efectivo nuestro sentir. Estamos realizando acciones que van a perpetuarse en el tiempo, porque es muy importante resguardar nuestro patrimonio y nuestra identidad”.

Además de este acto, la alcaldesa Ivonne Rivas recordó que ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y por la Comisión de Educación del Senado el proyecto para la instalación del monumento al trabajador textil, iniciativa impulsada por el diputado Marcelo Chávez.

Reseña del profesor Rolando Saavedra

Tanto se ha comentado y mistificado sobre los motivos que reconvirtieron al Molino Bellavista en Fábrica de Paños, que transcurridos 151 años de ese acontecimiento que trajo a Tomé 24 telares y una máquina hilandera, nos parece oportuno expresar que lo importante, cualquiera hayan sido las razones premeditadas o circunstanciales, es que ello sucedió, y que nunca habrá arrepentimiento de la determinación tomada y de los trascendentales efectos que la decisión ocasionó, al forjar la identidad textil del puerto de Tomé.

Si fueron sus propietarios (Sanders y Délano) los que vislumbraron con claridad el futuro y le dieron a Tomé su temprano sello industrial, vayan todas las loas para ellos y la promesa de un futuro monumento. Ellos fueron capaces de reconvertir su molino triguero en industria textil cuando la palabra reconversión aún no se usaba en Chile, tejiendo desde 1865 una larga y fabulosa historia, conformada por capítulos de progreso sorprendente o de decadencia inesperada, que dan sentido y contenido a libros preciosos, documentales entretenidos y álbumes fotográficos sorprendentes, que fortalecen buenos recuerdos y alimentan la nostalgia.

La trayectoria textil de Tomé, manifestada en sus industrias señeras Bellavista, Nacional y Fiap, el aporte de la Fábrica de Artículos Pesqueros Timonel, más conocida como Fábrica de Lienza, a la que se sumó por corto tiempo la Textil Frutillares y desde el 2004 la bien conocida Crossville, han permitido conservar la vocación textil de nuestra ciudad puerto, a pesar de innumerable vicisitudes que incluso obligaron a numerosas familias a emprender el éxodo en busca de mejores días y horizontes.

Después de todo lo vivido por tantas generaciones textiles, es justo reconocer la existencia de un saldo altamente positivo, constituido por el legado tangible e intangible, manifestado no solo por su armónica y funcional arquitectura (instalaciones fabriles, iglesia, poblaciones, gimnasio, sindicato, etc.) sobrevivientes de sismos y desaguisados. También es oportuno destacar las costumbres sociales y actos cotidianos enmarcados en valores de respeto, responsabilidad y excelente presentación personal, que no hacía distingo entre obreros y empleados, especialmente el día de pago.

De lunes a viernes viajaban al mediodía y al caer la tarde viandas alimenticias de tres pequeñas ollas apiladas. Los fines de semana, equipos de fútbol o torneos atléticos daban vida al estadio, mientras tres gimnasios entretenían las tardes a base del básquetbol o boxeo. Veladas artísticas fomentaban el florecimiento de talentos. Exhibición de películas extranjeras influían en las modas y modales, Todo ello acompañado de sueños de superación laboral, manifestados en sus hijos o nietos, que salieron a estudiar fuera de Tomé, para hacer realidad la “movilidad social”, cuando aún el concepto no existía.

La orgullosa identidad fabril de los trabajadores de Bellavista, la Nacional y Fiap, se expresaba no solo por pertenecer a la empresa, sino que también por la sección en que laboraban. Un valor agregado a esa identidad fue ser socio del club deportivo Carlos Werner, Marcos Serrano o Fiap dirigido por empleados o administrativos textiles, la mayoría de ascendencia extranjera, que permitieron a una pléyade de deportistas, de diferentes disciplinas, llegar a representar a Chile en Juegos Panamericanos y Olímpicos. (Estamos en deuda con Onésima Reyes). Como olvidar los clásicos nocturnos en el estadio y el esperado sábado inglés, de solo seis horas laborales que permitía disponer de tiempo para las actividades comerciales y sociales de la ciudad. Es justo destacar la labor de las Visitadoras Sociales, que controlaban el buen comportamiento social y familiar de los trabajadores y demostraban un poder casi equivalente al gerente de la empresa, de tal forma que se les respetaba y temía.

En este primer acto de homenaje al ex trabajador textil (de secciones productivas, gestión administrativa, servicios anexos y transportes varios), vaya nuestra gratitud sincera por contribuir a forjar siglo y medio de progreso existencial. A Uds. estimados ex trabajadores textiles, que son a la vez nuestros familiares, vecinos y amigos de nuestra comunidad, reciban el más cordial saludo de admiración y el permanente homenaje en nuestra memoria agradecida.