Fontana de Tritones restaurada, en plaza de Tomé. |
En la oportunidad realizó la presentación "Patrimonio y experiencias comunales" el académico de la Facultad de Humanidades y Arte de la Universidad de Concepción, Javier Ramírez Hinrichsen.
El profesor Rolando Saavedra realizó una lectura de un "Breve manifiesto patrimonial de Tomé":
Ciudadan@s
Tomecin@s y Entomecinad@s
Nuestro país se llama Tomé. Aquí comienza nuestro mundo
conocido y el que hay que conocer. Aquí navega nuestra existencia, en una nave
que tenemos que apreciar y cuidar, para que no naufrague junto a nosotros.
Reconocemos que somos hij@s de usurpadores ancestrales, que
descubrieron este ecosistema y desplazaron aves y batracios, queules y totoras,
para establecer humano asentamiento, en periodos heroicos de sobrevivencia,
cuando aún la villa no aprendía a soñar con su ronda de cerros habitados, ni
imaginaba que humos fabriles apuntalarían el cielo.
Estamos recién despertando la conciencia colectiva sobre lo
que es Patrimonio. Creemos que aún es oportuno, a pesar de las pérdidas
irreparables, asumir con mínima nostalgia y mucha pasión, acciones emprendedoras y proactivas para la
manutención, conservación y puesta en valor de lo que aún existe.
Debemos suspender y aminorar los efectos de la subcultura de
la indiferencia y el feísmo, pasando a la cultura de la recuperación y
embellecimiento del patrimonio. No bastan los estudios de impacto ambiental, es
urgente incorporar estudios de impacto patrimonial y estético. Sin embargo,
dejemos de preocuparnos. Estamos a tiempo de ocuparnos en acciones que permitan
pasar de lo soñable a lo factible y ejecutable, y así no volver a reconvenirnos, por lo que pudimos haber
hecho y no hicimos. No es justo que las malas artes superen a las buenas, como
sucede en la explanada, con su cercado impropio y establecimientos deplorables,
que amurallan atardeceres.
Recuperemos la higiene
de nuestros esteros esenciales,
que justificaron el poblamiento en este reducido valle, del que nos quedan sus
nombres en mapudungun, como asimismo otras palabras toponímicas, que
identifican nuestra geografía singular y generosa.
No nos falta patrimonio, lo son las pinturas, esculturas,
canciones y poemas que exaltando nuestra identidad, se suman a los edificios
decadentes, la fontana restaurada, los queules curadores, el sendero
ferroviario, los túneles sin destino, los adoquines abducidos y las playas que
limitan la inmensidad del océano.
En definitiva, porque reconocemos que en la vida no somos
dueños de nada, sino herederos circunstanciales que hemos usufructuado de un
valioso y variado legado, es que tenemos la obligación de hacer y dejar una
mejor y más rica herencia a quienes ya comienzan a caminar y descubrir la
ciudad y su entorno vegetal y marinero, que algún día dejaremos, para sumirnos
en el silencio.
Para hacer realidad la responsabilidad patrimonial, debemos
asumir una convencida “actitud maTRImonial”, de compromiso compartido entre
autoridad, comunidad y funcionarios.
Cultivemos nuestro Patrimonio, para que florezca no solo en
primavera.
Balcacura (El Morro de Tomé) 4 Octubre 2012