jueves, abril 16, 2020

Profesor Rolando Saavedra: ¿Distanciamiento social o físico?

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Desde que se instaló el COVID-19, se ha estado recomendando el DISTANCIAMIENTO SOCIAL, cuando lo correcto es recomendar y actuar respetando el DISTANCIAMIENTO FÍSICO o CORPORAL entre personas, especialmente transeúntes.

Desde todos los tiempos de la humanidad (muchas veces deshumanizada) que existe distanciamiento social, no solo en nuestro país. Ya sea por razones étnicas, políticas, religiosas, idiomáticas, culturales, sexuales, educacionales, artísticas y hasta deportivas o por prejuicios, las personas suelen o solemos tener actitudes y comportamientos de distanciamiento social. A veces no queremos saludar y/o conversar, ni con quien nos acompaña en el asiento de la locomoción colectiva o en la sala de espera de un consultorio u oficina pública.

Las personas xenófobas son vivo ejemplo de la aplicación del concepto distanciamiento social. Ellos o ellas, no solo manifiestan desconfianza hacia los inmigrantes, sino que los ignoran, denigran o rechazan. Son muy proclives al distanciamiento social las personas que tienen complejo de superioridad, son poco tolerantes y/o arribistas. En el Área Metropolitana, es demasiado notorio el distanciamiento social que existe entre los habitantes, por el solo hecho de vivir en determinadas comunas.

Otro ejemplo de distanciamiento social es la falta de relación entre padres e hijos o familiares cercanos. Disputas por herencias, en muchas ocasiones, dejan como secuela el distanciamiento social entre familiares que antes habían tenido afectuosa cercanía. Ni para los funerales de sus seres queridos que comparten, se dan tregua en romper el distanciamiento social que los desune. La violencia intrafamiliar y juicios de familia, alejan irremediablemente a personas que fueron muy cercanas. Qué decir de las personas que adeudan dinero y no tienen intención o capacidad financiera para cancelarlo, también ponen distancia social a sus acreedores.

Personas que se amaron intensamente, incluso por largos periodos, al romper de mala forma su relación, establecen mutuo distanciamiento social, arrastrando con ello a las familias originarias de ambos.

En lo cotidiano de nuestras relaciones comunitarias, se observa distanciamiento social en edificios, barrios y poblaciones. Vecinos, incluso aledaños a sus viviendas, no se saludan como efecto de rencillas, por pequeños o grandes conflictos, incluso son capaces de cambiarse de vereda al transitar por la calle, para así ignorarlos y no encontrarse frente a frente.

La denominada Ley del Hielo es una manifestación de distanciamiento social muy antigua. Aunque no está escrita, se suele aplicar sin restricciones legales.

Lo que la pandemia requiere como restricción, para no seguir devastando nuestra especie, es DISTANCIAMIENTO FÍSICO, es decir no tocarnos, acercarnos, ni besarnos. Se comenzó sugiriendo un metro de distancia; hay quienes recomiendan mayor distancia, para evitar contagios.

Felizmente, los extraordinarios artilugios tecnológicos existentes nos permiten reducir el distanciamiento social, hasta con nuestros familiares y amistades más lejanas. Contar con Internet y teléfonos celulares, nos permite acceder a Facebook, YouTube, WhatsApp, Messenger, Instagram, etc. y establecer comunicación con quienes poseen esas mismas aplicaciones. Gracias al teléfono celular, Skype u otras redes podemos establecer conversaciones cara a cara y sin barbijo, ya que felizmente el COVID-19 no se propaga por medios comunicacionales y redes sociales.

Se imaginan como sería nuestro enclaustramiento “cuarenténico” si no existieran los medios y redes comunicacionales actuales. Es muy probable que estuviéramos atochando el correo con cartas, que un recolector de correspondencia tendría que pasar a recibir en nuestros domicilios y del mismo modo esperaríamos al cartero, para que nos trajera las misivas de respuesta, varios días después.

Sin el ánimo de ser majadero y obedeciendo las recomendaciones sanitarias, lo que se requiere para espantar el COVID-19 es practicar DISTANCIAMIENTO FÍSICO.

Para no sucumbir en nuestro enclaustramiento involuntario, debemos fortalecer el ACERCAMIENTO SOCIAL a través de medios tecnológicos y así mantener los vínculos y aminorar los negativos efectos psicológicos, que está ocasionando la plaga viral.

Por favor no nos confundamos, por lo menos respetemos el significado de las palabras. Si cada uno de nosotros reinventa un diccionario diferente, será muy difícil comunicarnos y comprendernos. No bastan pocas palabras para ser buen entendedor. Tanto en forma oral como escrita, debemos usar conceptos precisos.