
Roberto Francesconi, presidente de la Coordinadora Regional del Medio Ambiente, una ONG ambientalista de la zona, aseguró que desde el año pasado están trabajando junto a Conaf y el dueño del predio donde se encontró este último remanente, en a búsqueda de financiamiento que permita al propietario mantener estos árboles.
El queule está protegido como monumento natural desde el año 1995 indicó Javier Ramírez, director regional subrogante de Conaf, debido a que se encuentra en peligro grave de conservación.
La mayor amenaza para este árbol son los incendios forestales y en menor medida la tala ilegal, ya que es utilizado incluso como leña. También tiene dificultades para propagarse y reproducirse naturalmente, ya que las personas recolectan sus frutos, que son comestibles, y los utilizan en diversas preparaciones, incluyendo mermeladas.