sábado, noviembre 12, 2011


Rolando Saavedra nos presenta
su nuevo libro: Secuelas 27 F 10



Prólogo (extracto)

De alguna manera este libro empezó a escribirse en los años 60 del siglo
pasado por un novel intelectual tomecino de 10 años, quien en pocas horas internalizó
una experiencia socio natural inmensa, cuasi tres terremotos entre el 21 y 22 de mayo de
1960, que conmovieron su niñez bajo protección materna y visión paterna lectora, allí la
violencia de la naturaleza le acicateó la lectura de al parecer su primer gran libro. Por
cierto, noble aprendizaje que orientó una vida y un destino.

La inspiración.
El momento 03:34:14 del 27/F/10 y su secuela, en este nuevo libro de
Rolando Saavedra Villegas, laureado profesor tomecino, invita a una lectura entretenida
y a su vez reflexiva dada la centralidad de los tópicos abordados y contados con detalles
casi vivientes por el escritor o sus personajes. El drama abrió heridas sociales ocultas y
al mismo tiempo posibilidades futuras enormes. En ese cuadro, un juicio extremadamente
categórico respecto al comportamiento delictual observado a pocas horas de lo ocurrido
y la afección consecuente de lo que fue o se ha considerado la mayoría honesta; precisa
necesariamente -en tanto una reflexión metódica- de un análisis más acucioso en
consideración de la complejidad de la relación eventual e histórica entre naturaleza y
sociedad.
En efecto, la tritragedia terremoto, tsunami y desmanes y su impacto material,
económico/laboral, patrimonial; invisible, tras los muros aparentemente resilientes de los
frontis caseros no caídos tras 8.8° Richter. En un contexto inmediato y acotado de vacío
de poder, incierto y coyuntural; en parte además, producto de la insólita centralización
política y el cambio de gobierno, que arañó actos de violencia y desmanes sociales
de gente sin brújula de clase y principios elementales de comportamiento social. Sin
embargo, y en dirección opuesta hubo enormes aprendizajes, como el reencuentro de
la comunidad, la relevancia de la sapiencia popular, como aquella de los constructores
autodidactas y la fortaleza de las poblaciones encaramadas en los cerros de Tomé
enfrente de una bahía bella y repentinamente tormentosa.
En el texto, de manera puntual se narra el escape a los cerros post terremoto,
la incertidumbre de lo nocturno, la agilidad de los jóvenes, el paso cansino de los viejos,
la congestión humano-automotriz y la esperanza del amanecer. También se registra,
que desde 1562 se cuentan 28 tsunamis en la zona, en los cuales Dichato ha sido
frecuentemente impactado, aunque no tan fuertemente como el 27/F reciente, al igual
que Talcahuano. En la ciudad de Tomé, en el último tsunami, los tres esteros que le
cruzan avanzaron en curso inverso, incluso el Perpelén desconocido a simple mirada y
en conjunto amortiguaron la invasión del mar. En Dichato, aquellos otros dos no fueron
suficientes ante la avalancha marina que los desbordó anulando la planicie costera.