miércoles, noviembre 27, 2013

Entrevista Darwin Rodríguez: “Tomé tuvo la ventaja de cosmopolitarse e industrializarse tempranamente”



Nació en Tomé y afirma “y moriré en Tomé” fue futbolista profesional años atrás, también presidente del Círculo de Bellas Artes y del partido Socialista en nuestra comuna y hasta hace poco Consejero Regional. Actualmente preside la Corporación del Teatro Regional el Bío Bío, y dirige junto a un equipo la Editorial “Al Aire Libro”, pero se define como habitante de la Galaxia de Tomé.

-Cuál es su visión sobre nuestra comuna antes y después del exilio?

-Bueno estamos hablando de antes del 1973 y después del 1984, recuero algo que me llamaba la atención y es que Tomé en mi juventud tenía ciertos ritmos marcados en el tiempo, cierta actividad humana que estaba cronometrada casi, a las 6 de la mañana, aunque uno estuviera durmiendo sentía el taconeo de los trabajadores (textiles) que entraban y salían del turno de las 6. Al rato después uno sentía el taconeo de los estudiantes que entraban a clases a los colegios y al liceo industrial, y después a las 2 de la tarde cuando salía el turno y esas eran las horas en que se veía la mayor cantidad de gente circulando por las calles. Y me sorprendió mucho, cuando volví en el 84, con una imagen construida en el exilio (Canadá), con mucha gente trabajando en el PEM y el POJ, yo me lo imaginaba despoblado, y era que a toda hora la gente circulaba por las calles de Tomé, iban y venían y yo me preguntaba qué es lo que hacen y yo creo que era procurar buscarse la vida. También me llamó la atención las fachadas despintadas de las casas.

-Cómo se veía el panorama económico tomecino en los 80 y 90?

-Lo principal era que bueno, yo sabía los altos niveles de cesantía, y planes de empleo en actividades que eran como dar vuelta al juego de los cubitos, al infinito que es un juego como que no termina nunca, como un adiestramiento a la robotización. Ví mucho desencantamiento en personas que habían trabajado en las textiles y que tenían muchas certezas e lo que iban a trabajar sus hijos, pero después se sentía mucha desesperanza y hablaba de “las textiles” como deudos que hablan de un difunto. Por ejemplo escuchaba a aquellos que habían tenido sueños y después ya no se lo permitían y eso me dio mucha pena. Sin embargo me encontré también con un grupo de jóvenes en torno al Círculo de Bellas Artes y allí viejos amigos como: Américo Caamaño, Santiago Espinoza, Mario Zapata, algunos músicos lo cual me reconfortó. Entonces me encontré con estos dos Tomé, el del desempleo, alcoholismo y por otro lado, los jóvenes con la esperanza en torno a la cultura.

-¿Cuál es su visión en torno a la identidad y las expresiones culturales de Tomé?

-Yo no suscribo a la idea de que Tomé fue floreciente en cultura porque hubo una identidad textil, Tomé es una comuna como otras pero tuvo a diferencia de otras comunas un adelante en casi sesenta años en su proceso de industrialización. Por tanto Hay barcos que vienen y van de otras culturas, entonces tiene la ventaja de cosmopolitarizarse tempranamente. Además los trabajadores textiles debieron aprender a usar maquinarias complejas, recordemos que se trataba de obreros que venían del mundo rural, entonces también se impregnaron de ideas reformadoras libertarias que traían los extranjeros, los trabajadores que venían a enseñar, eso sin duda favoreció un proceso que marcó la identidad cultural y las expresiones culturales posteriores. El tomecino vino construyéndose una mentalidad lista para construir, entender y adaptarse a situaciones nuevas. Entonces a mi juicio, la multiplicidad de procedencia, italianos, palestinos, españoles, la identidad por ejemplo de Zaror que veía por Palestina habiendo pasado por Italia, y otros que dejaron una impronta en nuestra identidad.