martes, marzo 09, 2010


Fontana de Tritones de Tomé

abatida por el Sismo Bicentenario

Por Rolando Saavedra


A la una de la madrugada del 27 de febrero del 2010, buscaba información de Val d’Osne, para ajuntarla a la fundamentación del Proyecto de Restauración de la Fontana de Tritones de la Plaza de Armas de Tomé-Chile.


La Arquitecta de la I. Municipalidad de Tomé, Sra. Marissa Machiavello, necesitaba antecedentes que dieran peso histórico a la postulación que ofrecía financiamiento hasta por quince millones de pesos. Buscando lo solicitado, encontré en un portal de Internet la Fontana de la Plaza Roger Salengro de Tolouse, Haute Garonne, Sur de Francia, en cuya base de uno de los Tritones dice VAL DOSNE 1852. Que alegría ante este nuevo descubrimiento, que sumaba una cuarta Fontana similar a la nuestra. Ya sabía de la existencia de las fontanas de Italia, México e Isla La Reunión.


El sábado sería la oportunidad de liberar la noticia, que daba nuevos datos para agregar a la postulación del proyecto de restauración, tan anhelado por todos quienes integramos el “Comité Comunal Para el Patrimonio de Tomé”, que preside el profesor Fernando Espinoza Díaz.


Me dormí, atesorando tan agradable noticia. Los sueños felices suelen ser muy breves, son más prolongadas las pesadillas.


De mi apacible sueño ingresé a un infierno oscuro de ruido y movimiento, del cual no había escapatoria. Sabíamos que tarde o temprano vendría, sin embargo, jamás imaginamos lo prolongado e intenso que sería nuestra estadía en el averno. Los últimos terremotos del centro-sur de Chile, habían sido en mayo de 1960.


Quienes esperábamos el sismo, lo hacíamos no por masoquismo, sino por que nos dábamos perfecta cuenta que medio siglo es demasiado tiempo de pernoctar sin cambiar de lado. Durante muchos años lo 8,8 grados de magnitud del sismo, será nuestro número diabólico. De las 03,34 a las 03,36 fuimos parte de un gigantesco cascabel.


Salí de mi hogar solo, mi familia estaba en Santiago y Cauquenes. Una botella de agua, leche condensada, un tarro de duraznos y un paquete de maní acompañaron un abridor de tarros, mi cuaderno de notas y la radio a pilas en mi improvisado morral sobre el hombro izquierdo, en el otro, colgué mi Notebook, con todos mis tesoros de información y salí en dirección al cerro más cercano.


Mientras subía, junto a vecinos y desconocidos, en busca de la protección de cerro El Santo, ante la inminencia de un maremoto o tsunami, escuché voces sin rostro que pregonaban la infausta noticia: “Cayó la fontana”, no me sentí sorprendido. Su abatimiento lo había augurado con mucha antelación, al haber observado que su deteriorado pedestal (corroído por el tiempo, aire salino y humedad) necesita ser reforzado para soportar la amplia fuente superior. Así fue como me enteré del abatimiento de nuestro más hermoso y valioso icono patrimonial, que desde Francia viajó a fines del siglo XIX a engalanar nuestro principal paseo público.


Antes del amanecer, en hora imprecisa de temor, la Plaza fue visitada levemente por el mar. El mito tomecino de la protección de nuestra costa por la Isla Quiriquina, se hizo realidad. Mientras el océano acariciaba nuestra Plaza, simultáneamente arrasaba y transformaba en mártir el famoso balneario de Dichato, que desde ahora, es parte de la trágica nómina de lugares asolados por tsunamis.


A las nueve de la mañana, junto a mi colega Alfonso Cerna, quien me facilitó su máquina fotográfica, pude dejar testimonio gráfico de la desarticulada Fontana, antes que fuera cubierta con un manto verde.

Las piezas más frágiles de nuestra Fontana, gracias a la oportuna intervención de mis amigos artistas plásticos Santiago Espinoza, Betty, Anita Fierro y personal municipal, ahora están protegidas.


No nos abatiremos en estas horas sísmicas e inciertas, de temblores majaderos que reiteran la fragilidad de nuestras obras y existencias. Muchos antepasados vivieron situaciones similares y fueron capaces de limpiar calles y caminos cubiertos de escombros y levantar nuevamente la ciudad que nos acoge, que es donde verdaderamente comienza nuestra patria.


Ya el 24 de enero de 1939, otro sismo había derribado la Fontana. Felizmente, abuelos y tatarabuelos volvieron a ponerla de pie y así tuvimos el privilegio de conocerla y admirarla. Nos duele reconocer que no fuimos capaces de protegerla.


La Fontana de Tritones de Tomé, retornará a su céntrico pedestal. Será nuestra esperanza convertida en afán y símbolo de nuestra capacidad de levantarnos, a pesar de las zancadillas a que nos somete nuestro inestable planeta. Los cuatro tritones volverán a indicar los puntos cardinales para que sus miradas, sin distancia, acompañen a las de Francia, Italia, México e Isla La Reunión.


Ya lo habíamos dicho y volvemos a decirlo con mayor convicción: “Sabemos que no somos dueños de la fontana, solamente herederos momentáneos, responsables de heredarla en buen estado, a quienes la esperan, en el futuro”.

Prof. Rolando Saavedra Villegas


www.romanvilleg.cl

Link o Liga para acceder a Plaza Roger Salengro de Toulouse

http://www.esp.cityvox.fr/visitar_toulouse/place-roger-salengro_200063095/fotos-lugar?numphoto=244450#photoAnchor

No hay comentarios.:

Publicar un comentario