
EDITORIAL
Harina, vino y telas son el pasado de Tomé: ¿Dónde está el futuro?
Tomé es una ciudad que apareció en Chile recién a fines del siglo XIX, como parte del proceso de industrialización del país, directamente relacionada con las últimas inmigraciones de europeos y del desplazamiento de masas de campesinos desde el campo a trabajar en la ciudad.
Es por eso que la identidad tomecina está íntimamente a la fabricación de telas, especialmente de lana.
Hasta antes de la creación de la textil Bellavista por el norteamericano Guillermo Délano, Tomé sólo era un pequeño puerto molinero y tonelero, desde donde se exportaba harina y vino.
Son estos tres elementos los que forman parte de la identidad histórica de Tomé.
Fue sólo tarde en el siglo XX cuando surge la industria pesquera, que primero sobreexplota el jurel y la anchoveta para producir harina, para luego reconvertirse en procesadora de alimentos, con el langostino y el salmón, este último cultivado en Chiloé y traído en camiones hasta acá.
¿Dónde está el futuro de Tomé?
Esa es la gran interrogante que surge hoy, en que la crisis financiera y económica mundial han mostrado su cara más amarga para nuestra comunidad: la quiebra de la textil Bellavista Oveja y el cierre de la planta de salmones de Camanchaca, debido a la aparición del virus ISA en el salmón.
En este contexto es que la inversión superior a los 10 mil millones de pesos en mejoramiento de la infraestructura vial de Tomé, incluyendo tres paseos costeros: Bellavista, El Estero y El Morro, hoy en plena construcción, deben constitutir el punto de partida de un proceso de reconversión más profundo que una mera declaración de interés por el desarrollo turístico.
La ciudad se encuentra en una encrucijada, se ceder a un proceso de decadencia y pobreza que podría durar décadas, como hoy le sucede a Lota después del cierre de la minería del carbón, o volver a reinventarse y a prosperar.
No sirven aquí las recetas ya conocidas, ni sólo el apoyo del Estado. Depende de cada uno de los tomecinos, especialmente de los emprendedores, imaginativos, creadores y perseverantes, el volver a hacer de Tomé una ciudad en que valga la pena vivir.