miércoles, enero 11, 2006

Maremoto en Tomé




El 20 de febrero del año 1835 fue la última vez que un tsunami inundó a Tomé. La Armada de Chile a través de su Servicio Hidrográfico y Oceanográfico (Shoa), ha diseñado las cartas de inundación para tsunami en las costas de Chile. Es muy interesante observar la carta de Tomé.
En ella aparece que una parte importante del centro se inundó, incluyendo la cuadra completa aledaña a la playa El Morro, entre las calles Baquedano, Costanera y Sotomayor. También resultaron afectadas Nogueira, Riquelme y Maipú. La zona azul indica una altura de cinco metros, es decir, una casa de dos pisos bajo el mar.
Un reportaje muy bueno sobre el tema del "Falso Tsunami" es el que está transmitiendo Canal Regional a través del programa "Destellos", que realiza mi amigo y ex compañero de universidad Luis Yáñez Morales, periodista de la UdeC, a través de su productora UAU.
La noche del 17 de enero del año pasado yo estaba durmiendo en la casa de mi papá en Tomé y pese a que mi señora me llamó por teléfono como a la una de la madrugada, la verdad es que no lo escuché y no supe nada hasta la mañana siguiente.
Por lo que publicó el difunto "El Saber" entiendo que en nuestro pueblo nadie arrancó despavorido hacia los cerros, como si lo hicieron 50 mil personas desde San Pedro de la Paz, Coronel, Concepción, Chiguayante y Talcahuano.
Mi señora dice que recibió un llamado de una amiga alertándola de que "algo" estaba pasando en el mar, que parecía que había un tsunami. Dice que se restregó los ojos y que me llamó a mi celular. Como no le contesté puso la radio Bio-Bío, donde Salvador Swartzmann parece que se pasó la noche entera intentando tranquilizar a la gente. Cuando escuchó que el rumor era falso, tranquilizó a su madre y siguió durmiendo.
¿Qué hubiese pasado en caso de un verdadero tsunami?. Como lo muestra Luis Yáñez en su reportaje, mucha gente hizo caso omiso de la versión de la autoridad, de que era una falsa alarma y salió despavorida de sus casas. Lo trágico es que en muchos casos sus viviendas estaban en zonas seguras y corrieron hacia zonas inseguras, como la gente que salió de San Pedro de la Paz y atravesó el río Biobío.
Aunque las cartas del Shoa son muy interesantes, sólo muestran lo que ocurrió en 1835, pero es prácticamente imposible que un tsunami se repita en forma idéntica. También he escuchado muchas teorías de la forma en que se desplazaría la ola de un tsunami frente a nuestras costas y la protección que ofrece la península de Tumbes y la isla Quiriquina (recomiendo ver nuestra geografía en Google Earth), como "barrera" a los centros poblados de Talcahuano, Penco y Tomé. ¿Rebotará la ola en ambos lados de la bahía, varias veces?. Además, en esas comunas gran parte de la población vive en los cerros, a más de 50 metros sobre el nivel del mar. Una cosa distinta es el centro de Concepción y Hualpén, construidas sobre el antiguo lecho del río Biobío. Para qué hablar de San Pedro de la Paz y las riberas de los ríos Biobío y Andalién... que serían arrasadas por las aguas.
Me consuelo pensando en que mi edificio en Concepción está ubicado en una pequeña loma, algunos metros sobre el nivel del centro y que además vivo en un tercer piso. Lo más razonable, entonces, sería quedarme en mi departamento y tal vez subir a los pisos superiores a echar una mirada.
¿Cuánto duraría la ola?, ¿cuánto tardaría el mar en retirarse?, ¿qué pasaría con los servicios básicos de agua, electricidad y gas?. Me imagino que volveríamos a la barbarie en cosa de algunos días.
Si Nueva Orleans, nada menos que en Estados Unidos, volvió a la barbarie después del huracán Katrina ¿qué podríamos esperar en nuestro Chile?.
Creo que al alivio inicial de estar vivos y a salvo del primer día, se pasaría rápidamente a la molestia de no tener luz, que no funcione ningún aparato en casa, que no se pueda cocinar o bañarse. Al salir a la ciudad se comenzaría a sentir el espanto por los muertos y heridos, luego las persecusiones y las peleas por los escasos alimentos disponibles, el saqueo, la represión de la autoridad y, finalmente, la tristeza y el desaliento.
¿Vivieremos eso algún día en nuestras vidas?. Sabiendo que vivimos en Chile, en un privilegiado asiento en el "Cinturón de fuego del Pacífico" lo más probable es que esa respuesta sea positiva. ¿Estaremos preparados?. Me temo que aún no.

Postdata: Todavía no he visto estos mapas en lugares públicos en Tomé, ni menos la señalética de los lugares seguros, como la recomienda el Shoa.