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| La foto que Fernando Ubiergo subió a Twitter. @fernandoubiergo |
La realidad es que el 80% de Dichato resultó completamente destruido con el tsunami de 2010, con un total de 18 personas muertas y el resultado fue un golpe para ese poblado del que aún no se recupera. Pese a la reconstrucción de la casi totalidad de las viviendas que fueron devastadas por esa catástrofe y la construcción de una nueva población frente a El Molino, la realidad es que Dichato es en la actualidad más pequeño que lo que era antes de 2010.
Viven menos familias en Dichato, porque muchas que tenían allí sus hogares de veraneo, especialmente que venían desde Chillán, decidieron no reconstruir sus hogares, o simplemente les fueron expropiados para construir la remodelación del borde costero que hoy tiene.
La gran inversión pública realizada por el Estado, en muros de defensa costeros, vialidad y áreas verdes, la realidad es que no se ha traducido en nuevas inversiones privadas en Dichato. Las personas quedaron atemorizadas y no quieren volver a invertir en esa localidad. Son muy pocos los casos de nuevas edificaciones sin financiamiento estatal la que se han levando en Dichato con posterioridad al año 2010 y no se ve que esa realidad cambie en los próximos años.
Pingueral, por el contrario, casi no sufrió daños con el tsunami. Con excepción de algunas pocas casas que fueron arrastradas por el mar, la realidad es que más del 90% de las casas de ese loteo privado resultaron intactas. Eso ha significado que, a diferencia de Dichato, las personas ahora tienen más confianza en ese sector y han seguido inviertiendo.
Hace pocos días se anunció la adquisición de gran parte de las hectáreas que están disponibles por una nueva inmobiliaria, que tiene la capacidad financiera para invertir cerca de 90 millones de dólares en los próximos años en Pingueral.
De continuar esta tendencia, en un par de décadas más tendremos más familias viviendo en Pingueral que en Dichato.